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#36 - Apréndeme la Mórtal
Perder dinero, aprender cosas y no escribir CSS
Buenos días y buena (espero) newsletter, que deseo que estés disfrutando en tu iPad Pro de dos mil pavos mientras tomas un whisky en un cómodo sillón. O, aún que sea, en tu Android de 7 años con la pantalla partida mientras sudas descomiendo en la taza del váter de una gasolinera de autopista.
El caso es que disfrutes de la newsletter. Yo no juzgo.
El lunes fue un día de 💩 para mí y me enfrento al papel (o pantalla) en blanco falto de inspiración, con un backlog que me hace sombra y, por suerte eso sí, con un café delante que espero haga las veces de musa del cancamusismo.
Deseadme suerte. Vamos a ello.
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📚 Reflexión — Aprendiendo a aprender
A veces hablando con mi suegro me doy cuenta de lo distinta que es mi relación con el conocimiento respecto a la de él. Respecto a la de la gente que no ha crecido sumergida 24/7 en la información infinita que representa internet. Con mis padres no me pasa, y no porque piensen distinto, sino porque ya están acostumbrados a lo raro que soy.
Para los que nos hemos criado pegados a la pantalla y con más negro sobre blanco (¡o verde sobre negro!) que con juegos de colores el concepto de “saber” o “aprender” es algo difuso, incluso asíncrono. Puedo averiguarlo cuando quiera. Aprendo esto porque sí, sin necesidad.
Por ejemplo, a mi hijo se le quema el coche teledirigido heredado de 1997. Lo desmonto, le injerto unas 18650 de Aliexpress, una protección de inflavoltaje y a funcionar. Me ve mi suegro soldador en mano y me pregunta:
¿Quién te ha enseñado a hacer eso?
Pues no sé.
O estoy montando una pérgola y decido cambiar los tacos que vienen por químicos y varillas roscadas. Y añado unos vientos de acero. Me ve trasteando y me pregunta:
¿Quién te ha asesorado para hacerlo así?
Pues no sé. Nadie. No he hablado con nadie de este tema. Fácil que salga volando y empale a un anciano.
O estamos hablando de política y me viene a la cabeza un anécdota relevante ocurrida durante la rebelión de las Germanías en 1521.
¿En qué libro lo has leído? Me interesa, ¿me lo dejas?
Pero es que no sé ni dónde lo he leído. No tengo libros de este tema. Generatio aequivoca. Lo leí en un paquete de azúcar probablemente.
En realidad la respuesta sincera es siempre la misma. Lo he aprendido leyendo mierdas aleatorias en internet, a mi bola, a base de Google y cortar y pegar información en mi cabeza. A base de leerme la Wikipedia haciendo doomscrolling alguna tarde tonta. A base de ver videos de gente cortando hierros en un taller. A base de shorts de señores barbudos probando taladros medievales o excavando pozos con las uñas.
Y a la gente normal, la que aprende de expertos, libros y cursos, como se ha hecho toda la vida, les explota la cabeza.
Pero a mi me explota la cabeza lo contrario. Y sé que igual que la forma clásica de aprender tiene sus desventajas, ser como yo es también un problema. Veo un curso de dos mil y pico pavos que hacen mis amigos nocoderos y me entra ansiedad-risa sólo de pensar en tener que seguir el ritmo y temario que ha escogido otro. Y pagando 🤯.
Pero la realidad es que ser capaz de adaptarse a una estructura, ser capaz de seguir las instrucciones de un experto, saber aprovechar la información ya mascada por otro, acelera enormemente el proceso. Aprender a tu bola es, en mi opinión, más eficaz. Sin embargo, si valoras tu tiempo correctamente, verás que no es siempre la opción correcta. Aprender de la forma clásica es más eficiente.
Así que el fondo de la reflexión de hoy es hacerte entender que si eres de los míos, de los de perder 6 horas un martes noche viendo gente troquelando metacrilato, piensa que a veces estás quemando horas que podrías sintetizar consumiendo formación estructurada. Y por el contrario, si eres de lo que necesita profesor y libro, entiende que hay cosas que sólo se aprenden haciendo, así que deja de buscar ese curso con el horario que te cuadra y empieza a investigar desde el sofá.
💸 #BuildInPublic — Freelancing y poco más
Sigo con mi camino de transformación vital basada en abandonar toda esperanza y obligación empresarial.
La experiencia de ayer, que por resumir consiste en el lamentable estado del sistema bancario español y su incapacidad de ser mínimamente europeo y razonable dejándonos con el proverbial culo al aire en una venta, me confirma que esto de montar eseeles y comprar oficinas definitivamente no es lo mío.
Por suerte por el flip-side, el de hacer más freelancing, la cosa está mejor: ya tengo un cliente nuevo para hacer horas, desde ydevs hay trabajo de sobra (demasiado y todo) y empiezo a ver la luz al final del túnel con los desarrollos cerrados que tengo colgando por ahí.
Sobre Courses.so, la venta sigue con poco movimiento, 15 contactos de interesados, una conversación que no ha llegado a nada y abundante ghosting.
Por suerte el proyecto no está parado y sigue teniendo tráfico orgánico. Nos metieron en betalist y un señor nos ha mencionado en su newsletter, lo que ha resultado en una docena de signups al plan gratis.
Nuestro amable bot informando de nuevos signups
Menos da una piedra.
Por lo demás, todo en pausa porque no me da la vida para más. Esta semana me caducan cuatro dominios, incluyendo text.makeup, que nunca publiqué en ningún lado (excepto en esta newsletter), y cienmilpavos.com, donde quería hacer un chorriproyecto para viralizar y lo único que ha hecho es acumular polvo virtual.
No renuevo.
🔫 Herramientas — Mucho Tailwind
Los que sabéis cómo trabajo ya estaréis enterados de que TailwindCSS me parece la base de la economía.
Es la versión tecnológica de un gusto adquirido. De esos como el café o la cerveza donde la primera impresión es ¿qué puto asco es esto?.
Pues igual. Y luego te haces alcohólico adicto.
Esta semana me he encontrado un puñado de herramientas y librerías del ecosistema Tailwind que voy a empezar a usar ya mismo. Aquí os las comparto.
El primero, shadcdn/ui. Este es 100% para React. Es una idea un poco rara. No es una librería, ni tampoco se usa copiando y pegando código como en muchos otros proyectos similares. Tienen un comando que ejecutas con npx
para “instalar” (copiar a tu proyecto, en realidad) componentes.
Pero luego, además, te enseñan el código completo de React para usarlo. Éste sí puedes simplemente copiarlo y pegarlo, o leerlo y entenderlo.
¿Mola, eh? Pues aquí viene la magia. Esta librería está basada en otra, Radix UI. Radix es una librería de unstyled components. Vamos, sólo la lógica, rollo o . Y tu con estas primitivas montas algo y te llevas gratis la accesibilidad, navegación con teclado, bounces y todo lo típico.
Cambiando de tercio sin salirnos de Tailwind tenemos uno también raro. Este no es para React, es agnóstico. DaisyUI. No tengo claro si me gusta o no. Te lo explico: es una colección de clases al estilo Boostrap: accordion
, alert
, btn
, btn-group
, footer
, etcétera. ¿No es esto justo lo contrario que recomiendan desde Tailwind? A primera vista, sí. Pero al mismo tiempo, veo casos de uso evidentes.
No sé, tengo que darle una vuelta.
Y para acabar y desempalagar de tanto CSS, una herramienta que me encanta para hacer screenshots bonitas: Jellylade. Hay otras por ahí, de escritorio incluso que es muy cómodo, pero esta es gratis. Qué más puedes pedir. Que funcionase un poco mejor, se podría pedir. Pero bueno, que es gratis.
👋 Outro
Doy por cerrada esta edición de la newsletter con cosas en el tintero virtual de mi cabeza para contaros que tendrán que esperar a la semana que viene porque, primero, ya se está haciendo largo esto y, segundo, tengo el Slack echando fuego de gente que quiere sus movidas hechas.
No pongo nombres por proteger la identidad de la perpetradora
Nos leemos pronto.